Las siglas TDAH hacen referencia a “Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad”. Es un trastorno del neurodesarrollo, que suele afectar a población infantil, mayoritariamente antes de los 12 años, aunque algunas personas continúan con las dificultades, el diagnóstico y el tratamiento en la edad adulta.
Existen tres variantes/subtipos de este trastorno:
Inatento (TDA): le cuesta concentrarse, mantener la atención, seguir instrucciones (por ejemplo, los deberes), se distrae con facilidad, no quiere implicarse en actividades que requieran mucho esfuerzo mental, etc.
Hiperactivo/ impulsivo (TDH): le cuesta estar quieto y tranquilo, corre, trepa y se mueve en situaciones donde no debe hacerlo, habla mucho, mueve manos y pies, etc.
Combinado (TDAH): es la suma de los síntomas del subtipo inatento y el hiperactivo/impulsivo.
Algo característico de este trastorno es que, para considerarlo como tal, debe afectar a más de dos contextos del niño, es decir, si estos problemas solo se presentan en un lugar (casa, colegio, amigos, etc) no debemos sospechar de TDAH.
Este trastorno no se expresa igual en todos los niños y dependiendo de la edad los síntomas que pueden interferir en sus actividades cotidianas son unos u otros, estas son algunas de las señales de alarma o síntomas en las diferentes etapas del desarrollo según Pascual-Castroviejo, 2008:
El proceso cognitivo más frecuentemente alterado en los niños que presentan TDAH es el control inhibitorio. Por control inhibitorio entendemos los procesos mentales que se encargan de controlar voluntariamente a lo queremos y no queremos atender, así como ser capaces de no atender a información irrelevante (Rubiales, Bakker y Urquijo, 2013).
¿Cuándo se considera la falta de atención y la hiperactividad un trastorno?
Cuando afecta a la vida diaria del niño, es decir, cuando no puede realizar sus actividades cotidianas con normalidad y tiene dificultades para la realización de las mismas.
El neuropsicólogo realizará la entrevista clínica y las pruebas neuropsicológicas necesarias para determinar si los procesos atencionales y ejecutivos del niño o el jóven se estan desarrollando por debajo de lo esperado para su edad y requiere tratamiento.
Por María Ordoño, Psicóloga.
Estudiante del Máster de Psicología General Sanitaria.
Realizando prácticas en neuropsicologiagdb
Referencias:
Pascual-Castroviejo, I. (2008). Trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Protocolos Diagnóstico Terapéuticos de la AEP: Neurología Pediátrica, 20, 140-150.
Rubiales, J., Bakker, L. y Urquijo, S. (2013). Estudio comparativo del control inhibitorio y la flexibilidad cognitiva en niños con TDAH. Cuadernos de Neuropsicología - Panamerican Journal of Neuropsychology, 7 (1), 50-69.
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